Me he dado cuenta recientemente de por qué me gusta hacer fotografías.
Aparte de la romántica idea de capturar lo que he visto con mis propios ojos, lo cuál no podrá ser visto por ninguna otra persona desde mi perspectiva y en el momento exacto en el que lo he visto (el clásico ejemplo de una puesta de sol o algo por el estilo), hago fotografías para capturar mis propios sentimientos.
La imagen de arriba no es nada especial en sí misma, como fotografía. Sin embargo, al verla me hace sentir lo que sentía en aquel momento y por lo cual hice esta foto; o quizás me hacer recordar lo que sentía en aquel momento, y por lo tanto puedo acabar sintiendo unos sentimientos similares a los recordados.
En cualquier caso, es cuando siento algo dentro de mí, que tengo la obligación de apretar el "gatillo" para disparar esa foto. Y no es de forma aleatoria. No.
De alguna forma, cuando siento algo especial hay inexorablemente ligada al sentimiento una imagen. Es algo complicado de entender, pero básicamente hay dos tipos de situaciones: en la primera, las emociones no tienen origen ni sentido de causalidad con lo que mis ojos ven.
En la segunda, es una imagen que he tenido la oportunidad de ver la que me produce un sentimiento particular, y por consiguiente, la necesidad de capturar la imagen evocadora.
La imagen arriba expuesta corresponde al primer caso. Como la imagen no os evocará nada, lo ideal sería que os transmitiese (o al menos lo intentase) los sentimientos que me inundaban en aquel momento. Para ello, citaré lo que dejé escrito en otro sitio web el día siguiente de tomarla:
Sí, ya sé que está movida, pero no me importa.
Lo que me importa es lo siguiente:
Ayer, cuando os dejé, me sentí de golpe vacío. Me faltaba algo, me sentía incompleto e insatisfecho. Lo cierto, es que me hubiese gustado que la noche hubiese sido infinítamente más larga para poder estar más tiempo con vosotras.
No es la primera vez que me pasa. El día del Bando, cuando volvíamos del monte e íbamos en el coche, me sentí igual. Por suerte para mí, a Miriam se le ocurrió algo magnífico: <<¿Y si nos vamos a tomar café?¿Os apetece tomaros un café?>>, o algo por el estilo.
Gracias a ello, no me faltó nada. Pero como anoche sí, me aseguraré de que la próxima vez tengamos tiempo suficiente. ;)